A principios de marzo el Crucero ARA General Belgrano estaba en fase de mantenimiento para cumplir con recorridos reglamentarios del material y parte de la tripulación efectuando cursos en los Centros de Instrucción y Adiestramiento de la Flota. Entrada la primera semana de marzo comenzó un aumento de tensión internacional relacionado con la disputa por la soberanía de las islas del Atlántico Sur. Los argentinos siempre estuvieron pendientes de los debates en las Naciones Unidas y de otras declaraciones internacionales sobre el archipiélago; pero seguramente al ciudadano inglés medio le costaría entender ese fervor por las Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. 

Las discusiones mantenidas en un plano relativamente bajo, comenzaron a endurecerse y ello se reflejó en comunicados oficiosos de Gran Bretaña y en un comunicado oficial del gobierno argentino que llamaba la atención internacional, acerca de los infructuosos esfuerzos de negociación durante 150 años que la Argentina encaró con buena fe. 
Cada día de marzo fue mostrando mayor profundidad en las divergencias y el empeño de Gran Bretaña por evitar un entendimiento pacífico. La demostración de fuerza al enviar un buque con infantes de marina a Georgias, para expulsar a una empresa argentina que trabajaba allí bajo contrato, fue una clara evidencia del espíritu que animaba al gobierno inglés. 

Como consecuencia de esa situación, la Flota fue alertada a mediados de marzo. Consecuentemente se cortaron las licencias y comenzó la preparación para una eventual zarpada de las unidades. 
El Crucero estuvo al margen de ese alistamiento inmediato, por tener importantes equipos desarmados; pero varios tripulantes debieron ser trasladados a otros buques para cubrir faltantes (las dotaciones en la paz son un 30% menores que en tiempo de guerra). 
Con la rutina cambiada por una intensa y febril actividad en la dársena y la preocupación por un adiestramiento exigente se llegó al día de zarpada de la Flota de Mar, constituida para esa operación como Fuerza de Tareas Anfibia 40 (naves de combate, transporte y logísticas + aviación naval embarcada + tropas de desembarco de infantería de marina y ejército). 
Fue el domingo 28 de marzo cuando los buques dejaron el apostadero con una misión hasta entonces desconocida. 

Nadie la vivió como una zarpada más. ¡La dársena se inundó con un solemne silencio como nunca antes! Con la zarpada de la Flota se concentró a bordo del crucero una mayor cantidad de operarios para retomar los trabajos suspendidos unos días antes. La orden de estar en condiciones de zarpar cuanto antes llevó a multiplicar el apoyo al Arsenal, recibir nuevos tripulantes, desembarcar material prescindible, realizar las propias tareas en los cargos y tantos otros trabajos que pasaron a tener prioridad absoluta, como transformar la enfermería en un verdadero hospital. 

El 2 de abril
bien temprano, los tripulantes del crucero dejaron sus tareas y formaron en el muelle. El comandante les informó oficialmente que hacía pocas horas la Flota había arribado a las Islas Malvinas y se había lanzado una operación anfibia exitosa, para reivindicar la soberanía argentina.
Las fuerzas de infantería de marina y ejército habían asumido el control de Puerto Argentino.

Capitán de Fragata de Infantería de Marina
Pedro E. Giachino

El 2 de abril de 1982, al avanzar para consolidar la posición después del desembarco, murió en combate.
Fue el Héroe que marcó a fuego el camino de la reconquista.
A partir de ese momento, otras pruebas de valentía y sacrificio llenarían las tierras del archipiélago, las aguas del mar argentino y el cielo de la Patria, durante el transcurso de la guerra.
El 6 de abril arribaron a Puerto Belgrano las unidades que habían zarpado 10 días antes. En el ínterin habían reivindicado la soberanía argentina en las Islas del Atlántico Sur, después de 150 años de dominio inglés.
A partir de la llegada de la flota a Puerto Belgrano, se incrementaron las expectativas por la inmediata evolución de la situación. En las islas quedaron tropas argentinas y ello implicaba una efectiva participación en apoyo. 
El adiestramiento pasó a ser prioridad casi absoluta en todas las unidades. En el crucero se asignaron nuevos puestos de combate de acuerdo a la experiencia y capacitación individual. Cada novicio o veterano era vital para la eficiencia y supervivencia del conjunto, por lo que no fue tarea fácil ubicar a cada uno de los 1093 tripulantes en los puestos de la organización operativa. 

El embarco de un helicóptero Alouette de la Aviación Naval, fue un acontecimiento novedoso y otorgó una capacidad extra al crucero. 

Finalmente llegó la órden de zarpada para el crucero: viernes 16 de abril.

El resto de la Flota de Mar con el portaaviones como nave capitana zarparía el 13 de abril.

Se completó el número adecuado de tripulantes para cubrir los puestos de combate y las guardias durante la campaña de guerra. El 30 % del total de la dotación fue personal arribado poco antes de la zarpada 


El concepto de lealtad al buque por parte de quienes estaban a bordo, adquirió patética expresión en el ejemplo de los dos cantineros civiles, a quienes al informárseles que debían desembarcar por cesar sus obligaciones en caso de guerra, pidieron permanecer a bordo.
La actitud de los hermanos Avila, fue un acto de amor tan puro
como sus propias muertes en combate.-

 

¡ Fue la sublime contribución de los civiles a la Gesta


del Belgrano y sus nombres estan en el marco de los


323 Héroes del crucero y entre los 649 argentinos que


ofrendaron sus vidas por la Patria!

 

CRUCERO ARA GENERAL BELGRANO 

 

16 de abril de 1982 - DOTACION A LA ZARPADA:1093 


Oficiales: 56 


Suboficiales-Cabos-Marineros: 627 

Conscriptos: 408 

Cantineros civiles: 2

 

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